No quiero saber lo que va a pasar
por miedo a lo que pueda pasar.
No quiero saber lo que hacen
porque no necesito saber lo que hacen.
Que me hablen.
Que no me hablen.
Ya no sé ni lo que digo.
Ojalá me lean.
Ojalá este rincón sea solo mío.
No lo será.
Empecé a ser sincera desde que dejé escapar
la mayor mentira de mi vida y
la verdad no volvió.
Que no vuelva.
Casi nadie me conoce realmente.
Yo tampoco.
Por eso quiero esconderme.
He decidido escribir en tercera persona para ver si,
al ser más lejana que la segunda,
duele un poco menos.
Me he prometido no volver a pensarle.
También no volver a las farsas.
También no volver a prometer.
Si al menos una vez he incumplido alguna de estas tres promesas,
¿cuál será la siguiente en romperse?
Da igual.
No voy a buscar nuevos horizontes,
ni a la curiosidad en la fecha de caducidad de mi propio cadáver
por tener apenas una vida.
Esta vez me necesito.
Necesito quererme solo a mí.