Back to black

Nadie imagina lo que pasa por mi mente.
Cuando digo nadie,
es nadie.
Me pese a quien le pase,
cuando digo alguien
soy yo.
Pensé que había quien lograba entenderme
por el hecho de no cuestionar
mis delirios.
Ahora que
entiendo que solo era desinterés por la duda fácil,
ahora que
la culpa pesa el doble
y la nube sigue intacta,

 

dentro todavía llueve.

Ella

La sombra ha vuelto.

Se escondía en un pliegue cualquiera

y ha vuelto.

La mandaría a un punto remoto y lejano cualquiera

pero ha vuelto.

Justo cuando parecía que no tenía camino de regreso

ha vuelto.

No han bastado ni el raticida ni el placebo ni las fuerzas,

ha vuelto;

ahora me siento débil, el placebo es inútil y el veneno se ha marchado para siempre

pero

ella no.
Ella ha vuelto.

 

Y lo ha hecho en compañía .

El día que te des cuenta

de que he dejado de pensarte por completo,

tengo la duda razonable

de si

se te descargarán las arterias de risas artificiosas.

Los días que me reafirmo

en que he dejado de pensarte por completo,

tengo la certeza irracional

de que

se me carga el pecho de fuegos artificiales.

 

Mental

Tres cervezas

No quiero saber lo que va a pasar

por miedo a lo que pueda pasar.

No quiero saber lo que hacen

porque no necesito saber lo que hacen.

Que me hablen.

Que no me hablen.

Ya no sé ni lo que digo.

Ojalá me lean.

Ojalá este rincón sea solo mío.

No lo será.

Empecé a ser sincera desde que dejé escapar

la mayor mentira de mi vida  y

la verdad no volvió. 

Que no vuelva.

Casi nadie me conoce realmente.

Yo tampoco.

Por eso quiero esconderme.

He decidido escribir en tercera persona para ver si,

al ser más lejana que la segunda,

duele un poco menos.

Me he prometido no volver a pensarle.

También no volver a las farsas.

También no volver a prometer.

Si al menos una vez he incumplido alguna de estas tres promesas,

¿cuál será la siguiente en romperse?

Da igual.

No voy a buscar nuevos horizontes,

ni a la curiosidad en la fecha de caducidad de mi propio cadáver

por tener apenas una vida.

Esta vez me necesito.

Necesito quererme  solo a mí.

 

El río

He dejado que mis ideas volviesen a ser ideas
sobre la misma almohada
en la que quise yacer en su día
y en la que no llegué a hacerlo por falta de ocasiones.

Pienso, de forma, tal vez, demasiado recurrente
en cómo ha cambiado el mundo desde entonces.

Insertar primer apellido

En mi familia, cuando alguien se marcha por un rato, esperamos con paciencia y con ganas y con gestos su regreso. Hasta la extenuación, hasta el insulto, hasta el miedo, hasta la lágrima, hasta una nueva despedida.

En mi familia, cuando alguien se marcha para siempre, respetamos ese último deseo, abrimos una botella de vino, alzamos copas, rogamos para que escuche desde donde sea.
Nadie llora por fuera pero compartimos ojos inundados y recuerdos y despedidas y eso es obvio para cualquiera que sepa mirar desde dentro. La práctica nos ha vuelto casi expertos en hacernos invisibles y en pedir ayuda a gritos y en regalar un abrazo en momentos inesperados a quien más lo necesita.

En mi familia somos quienes somos.
En mi familia queremos a quienes queremos.
En mi familia no hay nada más allá pero queremos el presente.
En mi familia muchas cosas duelen.
En mi familia ninguna de ellas mata.

Por eso lo tengo claro. Que bailen sobre mi tumba quienes algún día me quisieron.
Si yo también les quise, prefiero que taconeen mientras piensan en mi nombre a que lloren cuando piensen en la ausencia.

Los días pares

Fui incapaz de atravesar el laberinto

incluso cuando me abrías las puertas y creías ser cristal.

Ahora, tras las barreras, el plomo, los kilómetros y las horas de más

no sabría siquiera por dónde comenzar a descifrarte.

 

Dime, ¿cómo de firme es realmente la tierra que pisas?

 

¿Regresas a escondidas por el miedo, por el asco, por nostalgia, por el odio, por cariño,

sin motivos?

 

Podría estar más desorientada en mitad de ese desastre,

y ayer habría disfrutado del desconcierto entre tanta profecía,

pero hoy el cansancio pesa más y los bucles pesan más y el amor propio pesa más y lo malo pesa más

y solo soy capaz de subir a las montañas rusas una vez antes de marearme

 

y por todo eso y por todo lo que jamás diré

si no es a ti y solamente a ti

decidí no volver a entrar en juegos de azar.