dejé de creer en los deseos de las velas y las estrellas fugaces el día que abrí los ojos y entendí que todo había cambiado. pero no siempre lo que queremos es lo que necesitamos y menos mal.

aún a ratos siento el descosido de la herida y a otros permito que me la cosas sin saber qué harás ni en qué sentido tirarás de la aguja. Y qué más da, cuando tú no eres ella y otra vez menos mal.

me avisaron del desastre después de que sucediese y aunque empiezo a conocerte aún no he estado entre tus cejas. cuéntame dónde has estado. ¿intentarías advertirme del incendio antes de la primera llama o esperarías a que también me convirtiese en humo?

me siento extraña cuando pienso en lo bonito de un t’estimo. quizás si aún creyese en velas y en estrellas fugaces pediría saber decirlo por hablar de sentimientos sin que diese tanto miedo (o ser a ratitos algo menos cobarde y el resto del tiempo mucho menos idiota).

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