Cada vez tengo más vértigo
y menos cuidado.
A veces pienso que debería
ser al revés,
pero soy más diabla que vieja
y por eso (me) consumo más
de lo que lo que (a)prendo.
O nos arrojamos o vamos a morir.
¿Sabes cuál es el eufemismo de tristeza?
Yo tampoco.
Quizás por eso me esté acostumbrando
a inventar uno diferente por semana.
El último,
ese dolor lacerante que me atraviesa el hombro izquierdo
tan a menudo,
la excusa perfecta para gritar
«mira este agujero,
un poco más al centro,
un poco más abajo».